sábado, 3 de diciembre de 2011

Segundo Domingo de Adviento 2011

Hoy día 3 de diciembre escribo en una fecha celebrada en Navarra, ni más ni menos que la de su Santo Patrón, San Francisco Javier, que lo es también de Misiones, porque él alcanzó las tierras de Japón e India (donde está sepultado). Como se dice que "que nunca es tarde...", su labor misionera, tras el periodo universitario en París, y su contacto con San Ignacio de Loyola, durante el siglo XVI, le llevó a misiones a la tardía edad de 35 años. Y con sólo 46, murió habiendo mostrado la Buena Nueva a gentes de aquellas lejanas tierras.

A modo de anécdota, hoy un niño, de nombre Javier, le comentaba a su padre en misa que "hoy no es mi santo, porque Javier es un pueblo". Pues en cierta manera no le falta razón, que Javier es una muy pequeña localidad navarra, cercana al monasterio de Leyre, a Sangüesa, y a otro pueblo, este aragonés, con su historia, cuna del Rey Católico Fernando. ¿'Sos' suena a los maños lectores de este blog.....?.

Así que nos sirva de guía para encender la segunda vela del tiempo de adviento, que las luces comerciales ya nos anuncian Navidad, aunque ha de ser la luz interior, la que nos haga sentir esa proximidad. Aquí tenéis la lectura de este domingo.

Buena semana.

Evangelio según San Marcos 1,1-8.
Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino.
Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos, así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.
Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:
"Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias.
Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo".

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